¿Por qué Madrid?

¿Es Madrid la capital de España o España tiene su capital en Madrid?






A día de hoy, hablar de Madrid es hablar de la capital de España, es un atributo casi intrínseco. Resulta complicado entender lo uno sin lo otro. Quizá por eso, muchos han tratado de poner en entredicho las razones que llevaron a Felipe II a establecer la corte real en la villa de Madrid. Es preciso, por tanto, analizar las principales cuestiones que sentaron las bases de la que es también la capital económica y financiera del país.

El 8 de mayo de 1561 Felipe II estableció la corte en la villa de Madrid, convirtiéndola en la capital de la Monarquía Hispánica. Está decisión alterará de una manera determinante el sistema geopolítico del Estado español que a partir de entonces girará en torno al carácter centralista de la nueva capital. Salvo algunas excepciones (Valladolid 1601-1606; Sevilla 1729-1733; Sevilla y Cádiz 1808-1814, durante la Guerra de la Independencia; Valencia y Barcelona 1936-1939, al final de la II República; Burgos, 1 abril-18 octubre 1939), Madrid ha mantenido la capitalidad hasta hoy. Pero, ¿por qué Madrid?

Las ciudades que podrían haber sido la capital y no lo fueron

Vista de la ciudad de Sevilla desde Triana en el siglo XVI. Madrid, Museo de América
Yendo al origen, en 1561 la población de la villa de Madrid se estimaba en unos 30.000 habitantes por lo que no era tan pequeña como se dice. Sin embargo, había varias urbes que a priori reunían muchos más alicientes para ostentar el título de capital. Sevilla se encontraba en un gran auge económico y ostentaba el monopolio en el comercio con las Indias -gracias a su elección como sede de la Casa de Contratación- y esto la había convertido en la ciudad más próspera de Europa. El tráfico de gentes que se producía por entonces en la ciudad la hizo florecer, no solo en lo económico, sino también en el aspecto humanístico. Toledo estaba bien situada y era la capital religiosa de Castilla y había hospedado a la corte en numerosas ocasiones. Barcelona, puerto más importante de Aragón, hubiera sido una buena opción para Felipe II de cara a unificar aún más sus reinos peninsulares.

Estas tres ciudades podrían haber sido la sede de la corte pero no fue así. De estas tres la mejor posicionada era Sevilla. Barcelona se encontraba amenazada por su posición costera y a mediados del siglo XVI estaba en decadencia, por lo que la ciudad condal no pasaba por su mejor momento, y a esto hay que añadir la posición de Castilla como cabeza del Imperio por lo que la capital debía estar allí. Toledo, a pesar de lo antes mencionado, contaba con una complicada planificación urbanística y un deficiente abastecimiento hídrico y Felipe II hubiera tenido que rivalizar también con el poder que ostentaba el obispo. Lisboa, aunque muchos la incluyen como candidata, no formó parte de la Corona hasta 1580 y su reciente incorporación justificaba que Felipe II la hubiese descartado. 

Madrid, una villa con grandes oportunidades para la Corona

Mapa de caminos de la Península J. Villuga (1546)
Con todo esto, Felipe II eligió la villa de Madrid. El Real Alcazar había hospedado en ocasiones anteriores a la corte -Enrique IV pasó largas estancias allí y Carlos I le había concedido el escudo- y Madrid era ya un cruce de caminos. Además, estaba libre del poder de la nobleza y de la Iglesia, lo cual, unido al poder que ostentaba ya el rey en Castilla, daba predilección a una urbe que tenía una gran posición geoestratégica ante cualquier amenaza externa -alejada del mar y equidistante a las grandes ciudades periféricas- y que albergaba en la Casa de Campo un gran coto de caza para el recreo de la Monarquía. Con respecto a Toledo, Madrid ofrecía aguas de buena calidad y una gran libertad para ser configurada a gusto del rey. Todo esto supuso el germen para el posterior desarrollo de la ciudad hasta lo que es hoy.

La capitalidad de Madrid desde una perspectiva objetiva

A menudo se ha incluido la capitalidad de Madrid como una de las principales causas de la decadencia del Imperio español en el siglo XVII. A pesar del carácter centralista de la decisión, la política de los Austrias fue totalmente lo contrario; descentralizada y semifederalista (respeto a las leyes de cada territorio). Además, Castilla financiaba la defensa de todos sus territorios. Aunque elegir otra ciudad podría haber cambiado el rumbo de la historia española, hablar de supuestos es un sinsentido y a día de hoy quitar la capitalidad a Madrid no sería un acierto. La historia debe ser leída, en consecuencia, de una manera objetiva y entendiendo que hay muchos datos que no han llegado a nuestros días. En todo caso, Madrid puede presumir de haberse convertido en una importante ciudad a día de hoy no solo a nivel nacional sino internacional. Es sede de numerosas multinacionales y su núcleo urbano reúne numerosos atractivos para la inversión, todo esto unido a que se encuentra entre las 25 ciudades con mejor calidad de vida (según un estudio de Deutshe Bank). Es crucial, por tanto, entender la historia y la importancia que ha tenido y tiene Madrid en el desarrollo de España y su economía y en la perspectiva que se dibuja con respecto al futuro. Al fin y al cabo, para lo bueno y para lo malo, "quién no conoce su historia, está condenado a repetirla".



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